Por desalentadora que pueda parecer la palabra «plazos», en realidad estaríamos menos organizados sin ellos. Según la Ley de Parkinson, el trabajo llena el tiempo que se le dedica. Por eso nos sorprendemos cuando terminamos en unos minutos un trabajo que nos habría llevado toda una semana. Por eso es importante fijarse un plazo con antelación. Deja las tareas más importantes hechas de antemano y deja el resto para más tarde. Esto ayudará a aumentar la eficacia y a ahorrar nervios.
Aprenda a decir no
«Asume la carga que te corresponde, no sea que al andar te caigas», dice el proverbio. A menudo asumimos más tareas de las que somos capaces de realizar. Nos sentimos incómodos rechazando una petición personal de nuestro jefe, así que trabajamos en exceso. Debido al cansancio, nuestra capacidad de trabajo disminuye, por lo que otras cosas que podrían haberse hecho con antelación, se acumulan y a X hora no están listas. Es mejor informar directamente a tu jefe sobre tus prioridades, y luego decidir juntos si debes asumir tareas adicionales o dárselas a un empleado menos ocupado.
