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Además, cada obra de arte tiene su propia historia y energía. Algunas tramas pueden provocar terror pánico. Dicho esto, el síndrome de Florence no tiene cura. Es una reacción mental espontánea. Tampoco hay que evitar museos y galerías. Se trata de psicosomática. Por eso, lo mejor es que elabore con un psicólogo las emociones concretas que siente cuando mira un cuadro.