Se cree que al restringir el riego sanguíneo, se puede desencadenar toda una cascada de reacciones útiles para el crecimiento y el rendimiento muscular:
Activar las fibras musculares de tipo 2 – las que se utilizan durante cargas explosivas y pesadas y son buenas para aumentar de tamaño.
Aumentar la cantidad de glucógeno – glucosa almacenada en los músculos y el hígado, que sirve de combustible para los músculos.
Activar la producción de la hormona del crecimiento, el factor de crecimiento y la señalización intercelular.
Aumentar la producción de especies reactivas de oxígeno que aceleran el crecimiento tisular.
Tras la retirada del torniquete, inducir un torrente sanguíneo e hinchazón intracelular que estira el citoesqueleto y favorece el crecimiento tisular.
Activar las células madre, que cederán sus núcleos al tejido muscular.
